Una destacada participación en la Maratón de Buenos Aires 2022 tuvo Felipe Barra Pino, analista de la Unidad de Control de Inversiones de la DIPIR.
“La carrera es muy bonita porque pasa por varias partes icónicas de Buenos Aires. Pasa por los Bosques de Palermo, por el Obelisco, por el Barrio La Boca, la Bombonera, cerca del Estadio de River”, señala.
Felipe cuenta que la idea de correr la maratón de Buenos Aires la tenía programada desde el 2020 y, por motivos de la pandemia, se fue postergando. “Siempre queríamos salir en familia en esa fecha, con mi esposa y en ese tiempo con un hijo. Como se fue postergando y no teníamos nada claro en términos sanitarios el 2021, no quise hacerla. Finalmente decidimos ir el 2022 y ya éramos cuatro”, explica.
Corre desde hace nueve años y ya lleva 11 maratones. “Partí corriendo 10 kilómetros. Antes sólo jugaba fútbol, básquetbol. Después corrí un 21 y al otro año decidí correr 42”, manifiesta.
Recuerda que su primera corrida fue una organizada en 2010 por Colo-Colo, a la cual llegó con el equipo de fútbol del club y zapatillas de futbolito. Luego comenzó a entrenar regularmente en el desaparecido club atlético de Erika Olivera.
La Maratón de Buenos Aires se realizó el pasado 18 de septiembre. “Aparte de ir a correr, la idea siempre fue tener unas vacaciones, una distracción familiar, porque ya dejé de ser tan competitivo. Antes entrenaba mucho más y durante la pandemia, por varios motivos, dejé de hacerlo. Incluso me compré una trotadora y después, con el segundo hijo, fue mucho más difícil coordinar los tiempos para complementarnos con Caroll y no dejarle tantas labores a ella”, explica.
Para esta maratón entrenó entre 3 y 4 veces por semana. El circuito de esta ciudad es plano, lo que hace que sea más ágil. “Tenía programado salir a un ritmo y salí más rápido, porque las condiciones estaban buenas y por la adrenalina. En el kilómetro 32-33 me pasó la cuenta, tuve que bajar un poco el ritmo y ahí ya no lo disfruté tanto. Me empezó a doler un poco. Entonces para evitar lesiones, como no había entrenado tan bien, preferí bajar el ritmo para llegar en óptimas condiciones y después disfrutar la semana que teníamos de vacaciones”, dice.
“Llegué en la ubicación general 169 de más de 7 mil participantes con un tiempo cronometrado de 2 horas con 51 minutos y 27 segundos y en mi categoría (40 a 44 años) en el puesto 29. No iba por tiempo. Mi época competitiva ya pasó. Antes entrenaba por tiempo”, cuenta. Recuerda que, en una maratón, en Santiago, hace como seis años, llegó dentro de los 20 primeros.
En 2019 corrió Chicago. Por ello su próximo desafío es correr otro major. “No sé aún si Berlín o Londres. Ahí tengo que ver. También es un tema de presupuesto, porque uno lo hace como un hobby”, relata.